lunes, 5 de julio de 2010

Alfabetizando al profesor


Uno de los puntos pertinentes a analizar a la hora de considerar la incorporación de las TIC a los procesos de enseñanza-aprendizaje en la escuela es el de la alfabetización digital docente. La competencia de los docentes en el conocimiento de estas nuevas tecnologías y la modificación en los modos de enseñar aparecen como dos puntos clave al respecto. Sobre ello planteo esta breve reflexión, sobre la capacitación y el rol docente, dejando de lado cuestiones macro como planes generales y funciones de las TIC en el sistema educativo.
Como hemos planteado en anteriores entradas, “la informática y otras tecnologías de la información y la comunicación (TIC) cumplen un rol primordial en la configuración del modelo emergente de organización social que recibe diferentes denominaciones: Sociedad de la Información, Sociedad del Conocimiento y Sociedad Red son las más habituales” (Levis, 2007). El impulso dado por las nuevas tecnologías ha sido determinante para esta Sociedad de la Información, caracterizada por un notable incremento de las fuentes de información y conocimiento (generando su descentralización), por la posibilidad de disponer de un relativamente sencillo acceso a esas informaciones y conocimientos y por la multiplicidad y facilitación para el intercambio de esos datos. Así, las TIC se han trasformado en un elemento que incide y está presente en nuestras vidas e intercambios sociales cotidianos (en nuestro trabajo, en nuestros momentos de ocio, en tareas administrativas, etc.). La escuela, institución mediadora por excelencia, no puede estar ajena a este contexto social.
La incorporación de las TIC a la escuela implica que el docente disponga (y de no ser así, incorpore) ciertas competencias respecto al manejo de estas tecnologías. Entre las nuevas tecnologías, Internet sin dudas aparece como la herramienta que más posibilidades y variantes brinda en su aplicación educativa, aunque también debemos mencionar otras como los reproductores MP3, consolas de videojuego, DVDs y teléfonos celulares (cada vez más establecidos como tercera pantalla). Es indudable que para incorporar esos recursos al aula el docente debe contar con los saberes mínimos indispensables para aprovecharlos. Pongamos un ejemplo breve. Supongamos un docente que encuentra en Internet un material de video que considera provechoso para utilizar en el aula. Supongamos que en el aula, el docente cuenta con un TV y un reproductor de DVD. Así, para aprovechar este material el docente debe contar con las competencias para descargar ese video de la Web, trasladarlo a otro soporte (DVD) y manejar el reproductor para poder presentarlo a sus alumnos (también sería útil que disponga de conocimientos de edición). Me estoy refiriendo a unas competencias de tipo operativo, de manejo y uso de la tecnología.
Ahora bien, este dominio operativo de nada sirve si no va acompañada de un desarrollo de invenciones pedagógicas y de un nuevo rol del docente que responda a concepciones de tipo integradora-educacional o técnico-lingüística, que implican una apropiación critica, productora y que requiere dotar de sentido a aquello que los docentes harán con las TIC. Las TIC dan al docente una enorme fuente de información y material con el cual trabajar. Como bien plantea Bosco (2007), aparece como vital entonces que el docente adquiera un rol mucho más flexible en cuanto a los contenidos curriculares, que intensifique la labor de generar contenidos propios (multimedia, audiovisuales, etc.), que salga de su lugar de depositario y dominador de un saber especifico para tomar una posición de aprendizaje continuo, que fomente el uso diversificado de los medios, que asuma el “riesgo” de alentar a los alumnos de construir su propio camino y que instruya no solo en la incorporación de la tecnología, sino que fomente una apropiación critica de la misma: "en funcion y en respuesta a nuestra propia condición humana, como seres conscientes, curiosos y críticos, la práctica de educador consiste en luchar por una pedagogía crítica que nos dé instrumentos para asumirnos como sujetos de la historia" (Freire, 2003-2008) Considero que una de las cualidades que el docente debe desarrollar para el logro de estos objetivos es la de la intuición. El docente debe separarse de la seguridad de su planificación y de los contenidos que domina, para proponer un modelo “flexible capaz de incorporar un ritmo y unas decisiones intuitivas (…) la imagen del profesor intuitivo es la de un profesor capaz de resistir la complejidad de la situación y adaptar sus lecciones a las contribuciones que realizan los estudiantes” (Eraut, 2002). Claxton (2002) señala que la intuición en el buen docente se apoya en lo que este sabe y en su confianza en ese saber. Sin dudas, la intuición funciona como algo inconciente, donde el docente “puede impartir una lección entera, reajustando sus intenciones iniciales, sin ser conciente de haber efectuado muchos razonamientos, y sin ser capaz de explicar por que o como ha tomado las decisiones que ha tomado” (Claxton, 2002). Esto no quiere decir que la intuición funcione como algo que tenga que ver con una mera corazonada, sino con la flexibilidad en el dictado de la currícula, necesaria para aprovechar al máximo las variantes que la apropiación de las TIC en el contexto áulico posibilita. Claxton plantea esta cualidad como una pericia del buen docente, pericia que yo agregaría es posible a partir de una apropiación de los materiales de que dispone. La entrada de las TIC en la educación deben ir acompañadas de este nuevo rol docente. Un plan de alfabetización docente debe contemplar y formar en estos aspectos anteriormente mencionados, de lo contrario solo formará operarios y los resultados obtenidos de esa formación serán poco efectivos.
Creo que “apropiación” es la palabra clave aquí. Para poder lograr estos objetivos de dinamismo y flexibilidad curricular, pedagógica y del rol docente necesarios para el correcto aprovechamiento del desembarco de las TIC al aula es necesario contar no solo con las competencias operativas, sino también con aquellas competencias que se pregunten acerca del como usarlas y para que. Aquel docente que sepa dominar operativamente las TIC, que sea conciente del como usarlas y con que objetivos, que se apropie críticamente de las mismas y evalúe sus potencialidades y riesgos será aquel que este mas preparado y confiado para explotar ese rol flexible e intuitivo necesario para sacar el máximo jugo de su uso en los procesos de enseñanza.

Fuentes:

Levis, Diego (2007) “Enseñar y aprender con informática/ enseñar y aprender informática. Medios informáticos en la escuela argentina” en Cabello, Roxana y Levis Diego, edits. (2007) Tecnologías informáticas en la educación a principios del siglo XXI .Buenos Aires: Prometeo

Bosco, Alejandra (2007) “Profesores y estudiantes haciéndose competentes con las TIC: una visión global” en Cabello, Roxana y Levis Diego, edits. (2007) Tecnologías informáticas en la educación a principios del siglo XXI Buenos Aires: Prometeo

Claxton, Guy (2002) “Anatomía de la intuición, en Atkinson, Perry y Claxton (eds.), El profesor intuitivo, Barcelona, Octaedro.

Eraut, Michel (2002), “El profesor intuitivo: una visión critica”, en Atkinson, Perry y Claxton (eds.), El profesor intuitivo, Barcelona, Octaedro.

Freire, Paulo (2003/2008): "La práctica de la pedagogía crítica" en El grito manso. Buenos Aires: Siglo XXI

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