domingo, 13 de junio de 2010

La utopía de Internet


En el camino de evolución de las TICs, la aparición, desarrollo y expansión de la red global Internet ha marcado nuevos usos y costumbres para los usuarios.
Su comienzo está marcado por el desarrollo de la red ARPANET en los años ´60, cuando en los Estados Unidos se estaban buscando alternativas de mantener una forma de comunicación en el posible caso de una Guerra Nuclear. Este hecho marcó la historia de Internet. En primer lugar, este proyecto contemplaba eliminar cualquier tipo de autoridad central, debido a que sería el primer blanco en caso de algún ataque, es por esto que se pensó una red descentralizada y que esté diseñada para poder llevar a cabo operaciones en situaciones difíciles. Desde allí y a lo largo de los años, su uso ha adquirido nuevas significaciones y se ha expandido de manera global, convirtiéndose en uno de los principales medios de comunicación utilizado por el hombre. Para el 2006, el número de internautas había alcanzado los 1.100 millones y se calcula que para el 2016 se superarán los 2.000 millones.
El desarrollo de Internet ha permitido contar con una enorme cantidad de herramientas que no habían sido provistas por ningún otro medio. Permite canales de comunicación interpersonal (chat, e-mail, redes sociales), utilizadas con enorme frecuencia en actividades informales, laborales, educativas, de colaboración académica, etc. Asociado a esto, ha permitido que con un dominio básico de esta tecnología el usuario pueda transformarse en publicador de sus producciones y ponerlas fácilmente al alcance de millones de personas. Esto ha generado un proceso de descentralización de la producción y el desarrollo de producciones alternativas a las de las empresas de comunicación de posición dominante. Ha permitido el acceso a la información y conocimiento de todo tipo (intelectual, científico, de actualidad, etc.) con una gran simplicidad, bastándose para lo mismo de solo una PC con conexión a Internet. Ha permitido un acceso notablemente sencillo a las producciones culturales, como ser libros, música, cine, radio, TV, los cuales pueden ser descargados de la red, guardados en la PC y compartidos con demás usuarios sin requerimiento de un dominio profundo de la tecnología.
Pese a estas ventajas, es oportuno destacar los problemas con los que el uso de Internet se topa. El acceso a la información y conocimiento parece uno de los más necesarios de considerar. Si bien su producción es descentralizada, los países y sectores dominantes continúan manteniendo una posición de privilegio en la producción de lo que podemos encontrar en la red, lo que conlleva la imposición de una perspectiva ideológica: “los medios de que disponen los países en desarrollo para dominar la gestión informática y adaptarlas a sus aspiraciones específicas son mucho menos vastos que los de los países industrializados” (Schmucler, 1984). Por otra parte, las facilidades de publicación que la red permite trae aparejado dificultades en cuanto a la legitimidad científica y académica de esos conocimientos, lo que hace necesario un cuidado del usuario a la hora de fiarse de esos datos. Ante esto, no basta solo con el acceso para tratar adecuadamente esa información, sino también es necesario disponer de aptitudes para su apropiación crítica y reflexiva. Aquí aparece vital la función de las instituciones educativas, las cuales, siguiendo el planteo de Alejandra Bosco (2007), deben repensar sus estructuras tradicionales y flexibilizarlas (ya se trate de lo curricular o las formas tradicionales de enseñanza), familiarizarse en el uso de las tecnologías y promover una apropiación reflexiva y crítica para dotar de sentido a aquella información a la que accedemos por esta vía.
Otra cuestión a debatir está en el equilibrio entre el interés público por el acceso a la información y el conocimiento y el interés privado garantizado por legislaciones como las de derecho de autor y propiedad intelectual de los productores de las obras. “Internet constituye un nuevo medio de explotación que puede afectar a una gran parte de las obras protegidas por el derecho de propiedad intelectual, dado que por la red pueden transmitirse todo tipo de informaciones, emisiones de radio, obras musicales y cinematográficas, textos, etc.” (Gay Fuentes, 2003). Por otra parte, el libre acceso a las producciones culturales y a los avances tecnológicos y científicos permitiría una mayor y más rápida difusión y apropiación del conocimiento, democratizando su uso y desembarazándolo del dominio de los sectores dominantes que poseen sus derechos de explotación. Esta postura aparece en el postulado de la Free Software Foundation, que apoya el desarrollo del software libre o de código abierto: “el efecto transgresor de este movimiento es enorme: ofrece un nuevo modelo para encarar las deficiencias tecnológicas que padece el Tercer Mundo; amenaza con minar el monopolio actual de la industria informática y las bases en las que se sustenta; alienta a trasladar este modelo a otros ámbitos de la industria cultural y del conocimiento” (Gay Fuentes, 2003). El argumento aparece valido y se apoya en la idea de que todo aquel que produce una obra (artística, intelectual, científica) logró producirla gracias a valerse de conocimientos anteriormente desarrollados y disponibles en la sociedad de la que forma parte, motivo por el cual debería compartir con esa sociedad las producciones que genere, cuestionando así el modelo clásico del derecho de propiedad intelectual. Dejo aquí este debate planteado.
La idea de Internet como red abierta y descentralizada que democratiza el acceso a la información y el conocimiento en un plano de igualdad aparece, a mi entender, como una utopía. Me gustaría dejar algunos interrogantes que creo cuestionan o problematizan esta utopía. ¿Podemos hablar de una red democrática e igualitaria cuando sus producciones siguen dominadas por los países centrales?¿Cuando mantienen este dominio en el plano de programación e insumos informáticos?¿Podemos sostener esta idea cuando hay todavía vastos sectores que no acceden a esta tecnología?¿Esta la escuela en condiciones de acercar esta tecnología a quienes no pueden acceder a ella?¿Está en condiciones de proveer de las aptitudes cognitivas necesarias para procesar semejante caudal de información?¿Cómo controlar la legitimidad de lo publicado en cuestiones que pueden ser perjudiciales, como publicaciones de medicina, por ejemplo?¿Es justo sobrepasar los derechos de propiedad intelectual de los productores de las obras?¿Es justo que estas producciones solo puedan ser accesible a quienes puedan pagarlas?¿Cómo se compatibiliza un interés privado del productor con un derecho social de acceso al conocimiento? No tengo una respuesta para esto, solo lo dejo como problemáticas a pensar, entre muchas otras que pueden plantearse.
Galeano dice que la utopía es el “no lugar” del horizonte, y que cuanto más trato de acercarme a ese horizonte, más este se aleja. Entonces se pregunta para que sirve; su respuesta es “para seguir caminando”. La utopía de Internet como descentralizada, igualitaria y democrática funciona en este sentido, como motor para seguir pensando, debatiendo y preguntándonos como acercarnos lo más posible a ese ideal.

Fuentes:
Bosco, Alejandra (2007) “Profesores y estudiantes haciéndose competentes con las TIC: una visión global” en Cabello, Roxana y Levis Diego, edits. (2007) Tecnologías informáticas en la educación a principios del siglo XXI Buenos Aires: Prometeo

Gay Fuentes, Celeste (2003) “El derecho de propiedad intelectual: por un nuevo equilibrio entre creadores e interés general”, en Enrique Bustamante (coord.), Hacia un nuevo sistema mundial de comunicación, Gedisa, Barcelona.

Schmucler, Héctor (1984) “La educación en la sociedad informatizada” en Rodríguez G. La era teleinformática, Buenos Aires, ILET/Folios.

http://www.estudiosimbiosis.com.ar/internet

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