miércoles, 7 de julio de 2010

A ver usted que sabe tanto...


En la entrada anterior planteamos algunas cuestiones referidas a cambios en los docentes, necesidad de incorporar ciertas competencias y nuevas formas que considero deben tomar parte en la inclusión de TIC en los procesos de enseñanza-aprendizaje. En esta entrada quisiera proponer algunos puntos referidos al papel del estudiante ante esta cuestión.
Al igual que en el papel de los docentes, será necesario que los estudiantes incorporen una serie de competencias para lograr un efectivo aprovechamiento en el uso de las TIC. Como ocurre con el caso de los docentes, un primer paso necesario es el disponer de un dominio operativo de la herramienta en cuestión. Aquí seguiremos el planteo de Alejandra Bosco (2007). El alumno deberá adquirir competencias de tipo “instrumentales”, aquellas que le permitirán un dominio de las herramientas básicas (dominio operativo) para utilizar con eficiencia las tecnologías de la Información y la Comunicación. También deberán incorporar competencias de tipo “cognitivas”, que son aquellas que les permitirán un uso inteligente de las tecnologías y que apuntan a un conocimiento de los diferentes soportes y lenguajes que desarrollan los medios, lo que es necesario para transformar al alumno no solo en un receptor activo, sino también en un productor de mensajes.
Ahora bien, este dominio operativo no necesariamente esta ausente en el alumno, ya que este puede haberlo incorporado fuera de la escuela, de modo tal que este conocimiento previo sobre las TIC con el cual el alumno llega a la institución escolar debe ser aprovechado. Buckingham (2005) sostiene que los estudiantes no llegan “vacíos” a la escuela, sino que disponen de una serie de conocimientos previos que deben ser aprovechados por el docente a la hora de planificar sus estrategias de enseñanza. Lo usual seria encontrar en el aula a estudiantes que poseen conocimientos acerca de ciertas herramientas de las TIC como el chat, redes sociales, paginas web, búsqueda de información, etc.
Lo planteado anteriormente nos lleva a otra de las competencias que deben ser estimuladas en el alumno para conseguir que el aprovechamiento de las TIC en educación sea adecuado: me refiero a las competencias “actitudinales”. Esta competencia “actitudinal” descansa en la idea de promover actitudes positivas respecto a las TIC sin caer en usos acríticos, lograr ese equilibrio entre aceptación sin cuestionamientos y rechazo sin fundamentación. Lo que se busca es aprovechar lo que los alumnos ya saben y transformarlo en algo que aliente sus procesos de aprendizaje, transformar a las TIC en un aliado para el desarrollo del conocimiento. Se apoya en la idea de Freire de que la educación debe alentar la capacidad de curiosidad de los alumnos, invitarlos a producir, plantearse preguntas e indagar sobre aquello con lo que trabajan. Las TIC abren aquí un amplio panorama, el cual requerirá de ese compromiso y esa curiosidad para ser explotado satisfactoriamente.
Esta competencia “actitudinal” aparece de la mano con otra, la “política”. Esta se refiere a la capacidad de evaluar como las TIC influyen y las consecuencias que estas tiene en la vida social. Aquí nuevamente nos encontramos con la posibilidad de sacar rédito de los saberes previos con los cuales los alumnos llegan a la escuela. Esta competencia descansa en el hecho de considerar “que la educación no es una isla” y que “la realidad esta representada por un simbolismo compartido por los miembros de una comunidad cultural (…) pero también da forma a las mentes de los individuos. Su expresión individual es sustancial a la creación de significado, la asignación de significados a cosas distintas en distintos contextos y en particulares ocasiones” (Bruner, 1997). Vivimos en un momento histórico en que las nuevas tecnologías y los medios de comunicación e información ocupan un espacio preponderante en la vida de las personas. Tal como dice Silverstone (2004), “no podemos evadirnos de la presencia de los medios ni de sus representaciones, hemos terminado de depender de los medios (…) para nuestros placeres e información, confort y seguridad”. Ante dicha situación los estudiantes sienten esa influencia y valoraran dicha experiencia de contacto con las TIC a su manera y las significaciones que construyan estarán influidas por la cultura y el contexto social del que son parte: “las ideas sociales que los estudiantes construyen guardan estrecha relación con el tipo de interacciones sociales que viven” (Aisenberg, 1994). La tarea de la escuela es partir de estas concepciones previas (inconscientes, implícitas muchas veces, a veces explicitas, pero siempre presentes al menos en forma latente) para desarrollar además de un dominio operativo de las TIC por parte de los estudiantes, un acercamiento a las tecnologías que sea reflexivo, evaluador y critico del mismo: “una de las tareas más hermosas y gratificantes que tenemos como profesores es ayudar a los educandos a constituir la inteligibilidad de las cosas, ayudarlos a aprender a comprender y a comunicar esa comprensión a los otros” (Freire, 2003/2008).
Al igual de lo señalado en la entrada anterior acerca de los docentes, para lograr en los estudiantes una adecuada apropiación de las TIC en los procesos de enseñanza-aprendizaje es fundamental, pero insuficiente, dotarlos del dominio operativo de las mismas. El proceso necesariamente debe ir acompañado de elementos y estrategias que alienten el uso de las TIC y garanticen una comprensión de su empleo. Esto permitirá que no formemos solo operarios, sino mentes preparadas para apropiarse plenamente de esas herramientas, mentes que puedan evaluar aquello que se les presenta y que sean capaces de generar producciones propias con aquello que toman, evitando que la cuestión quede reducida a “copiar y pegar”. Para ello es vital que el alumno no sea un mero receptor pasivo, sino que sea activo ante lo que recibe y generador de sus propios mensajes a partir de ese material. De lo que se trata es de cambiar la idea de ver en el estudiante un receptáculo vacío a ser llenado por el profesor. La incorporación de las TIC debe partir de los saberes previos del estudiante, aprovecharlos y problematizarlos, generando un conocimiento que tiene en el estudiante a un generador del mismo y al profesor como un guía en ese camino.

Fuentes:

Aisenberg, Beatriz (1994), “Para qué y cómo trabajar en el aula con los conocimientos previos de los alumnos”, en Didáctica de las ciencias sociales, Buenos Aires, Paidós.

Bosco, Alejandra (2007) “Profesores y estudiantes haciéndose competentes con las TIC: una visión global” en Cabello, Roxana y Levis Diego, edits. (2007) Tecnologías informáticas en la educación a principios del siglo XXI Buenos Aires: Prometeo.

Bruner, Jerome (1997), La educación, puerta de la cultura, Madrid, Aprendizaje-Visor, Cap 1.

Bukingham, David (2005) “¿Por qué enseñar comunicación?” y “Delimitando el campo”, en Educación en medios. Alfabetización, aprendizaje y cultura contemporáne”, España, Paidós Comunicación, Barcelona.

Freire, Paulo (2003/2008): "La práctica de la pedagogía crítica" en El grito manso. Buenos Aires: Siglo XXI.


Silverstone, Roger (2004), Por qué estudiar los medios, Capítulo 1. Madrid, Amorrortu.

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